Una imagen muy significativa

En un principio, puede parecer simplemente una simpática foto anecdótica; pero, la verdad es que dice mucho más de lo que transmite a simple vista.


Es de agradecer la disponibilidad de estos carritos adaptados, hoy en día, en la mayoría de las grandes superficies comerciales. Para muchos ha supuesto la posibilidad de practicar «la entretenida» actividad de hacer la compra. Un entorno en el que abundan las tomas de decisiones, los aciertos y los errores, los cálculos, los placeres culinarios, la actualidad; en definitiva, integración y desarrollo personal.
Sin embargo, como habitualmente suele pasar en nuestro mundo diverso funcional, las pegas no tardan en protagonizar toda experiencia.
Como se comprueba en el documento gráfico, la profundidad del carro es más bien escasa, al igual que el resto de sus medidas, lo que convierte a la recogida de alimentos en un auténtico pasatiempos de coloca-piezas, al más puro estilo del Tetris o cualquier otro rompecabezas que se precie.
Este tacaño espacio sirve de gran ayuda en épocas de crisis como ésta. Hay que hacer malabarismos mentales con tal de lograr atrapar, al menos los productos esenciales. Es un gran económetro; pero, chss, que no se entere nadie.
Con todo, al de unas cuantas «campañas», se vuelve algo cotidiano. Creo que integrarse consiste en eso, en dejar de idolatrar muchas cosas y tomarlas como algo natural y para algunos puede que, incluso, cansino. Muy glotón has de ser para seguir acometiendo semejante «aventura».
Personalmente, lo soy tanto que prefiero llevar la silla de motor y que mi acompañante me ayude a cargar un carrito tamaño digno.