Cuidado! Salinas.

Como este fin de semana, uno cada año, viendo el GP de Mónaco, además de proponerme visitarlo en la próxima temporada, intento exprimir al máximo mi imaginación para reproducir las sensaciones de las que gozaran los señores pilotos.

Desde que me movilizo con mi silla, me identifico más con la conducción. Evidentemente, la velocidad se reduce a una escala casi infinita, pero la técnica de trazar es la misma.

Contando con un escenario a la medida de la capacidad de tu máquina, se puede conseguir un sucedáneo que nos acerque tímidamente a intuir otras experiencias inalcanzables.

Como en la visita que ayer hicimos los Fekoorianos a las Salinas de Añana, y eso que la justa anchura de sus caminos no era precisamente recomendada para pasar de segunda, teniendo que estar muy atento para no salirse. Al primer error que cometí, poniendo tercera en bajada, un montículo me inclinó la Salsa M como una moto GP, pero su sorprendente estabilidad me libró de una visita al suelo que yo ya daba por inevitable. Sólo necesité la ayuda de mis grandes compañías para recolocarme en el asiento. Con el cinturón puesto, pueden superase  más obstáculos.

Pero en fin, lo importante es que la caravana electrónica pudo moverse entre las terrazas de una buena parte de este valle salino para conocer su historia y entender su funcionamiento. También cuenta con baños adaptados, tienda accesible y un SPA que no pude probar por habérseme olvidado el tanga ; ) En definitiva, otro descubrimiento para aconsejar.

Para terminar, como anda diciendo Matías Prats, «permíteme que insista» en que que a partir de ya, para seguir estas aventurillas a través del Facebook, es necesario darle a «me gusta» en la siguiente página:

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