DelicArtessen.

Simplemente, quiero dejar un apunte gráfico de la visita a una tienda de delicatesen que además hace hueco para mostrar obras artísticas.

Allí mi compañero de taller, Francisco Javier, y yo tenemos unos cuantos cuadros que entonan armónicamente con las tonalidades de este accesible establecimiento.

Aunque, al llegar, dos escalones den para atrás, en cuanto la encargada se percata de tu presencia, acude para allanar el desnivel con una cuidada y barnizada rampa. Entonces te das cuenta que lo que parecía la muralla China se convierte en una autopista Alemana, como la que cogería para ir desde Múnich -tras un Oktoberfest- hasta el circuito de Nurburgring.

Volviendo a la realidad, y deteniendo mi tendencia a divagar con mis metas oníricas – que no surrealistas-, hay que valorar el interés de los gestores de este local por abrirlo efectivamente a todos los públicos.

Se encuentra en Henao 31 (Bilbao), bajo el letrero de Bilboko Kaleak, y aconsejo su apetitosa, golosa y estimulante sensorial visita.

Y ya que ando por aquí, dejo algo de la producción de esta semana. Para la siguiente, a ver si tengo muestra de alguna de las metas inimaginables que he alcanzado en las últimas horas.


2 comentarios sobre “DelicArtessen.”

  1. De abuten, Diego. Me alegro un montón de que hagas exposiciones de tus obras, pero recuerda que tu y yo tenemos una como preferida.

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