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Las dos caras del metro

Hace pocas semanas, manifesté mi intención de escribir algo sobre mis viajes autónomos en Metro. Estaba pletórico por haber encontrado una manera de multiplicar mi margen de acción, al igual que los Ferrys permiten a los coches surcar los mares para llegar a islas paradisiacas.

Únicamente, estaba esperando a realizar un trayecto completamente solo desde la salida hasta la llegada, para redactar una buena crónica. Porque, de momento, lo que había hecho era bajar del tren antes que mis amigos.

Al llegar a mi estación, salía y tiraba yo solo hasta casa, cantando por el camino de pura satisfacción.
Aún así, la experiencia me retumbaba. Me recordaba que en el cutre-mundo de la dependencia cualquier brillo que creas percibir puede apagarse o, simplemente, tratarse de algún falso reflejo. Que siempre estás vendido por no saber con quien te va a tocar tratar.

A continuación, plasmo la queja que he enviado a Metro Bilbao:

Me llamo Diego Lastra Gutiérrez, soy un ciudadano de 38 años, licenciado en Derecho, residente en Getxo, y usuario de una silla de ruedas electrónica. Mediante la cual, me muevo autónomamente sin ningún problema.

Recientemente, he comenzado a utilizar el Metro con el propósito de aumentar mi margen de movimiento, y la verdad es que, en las dos primeras ocasiones, todo han sido facilidades con un trato de lo más amable, tanto por parte del personal del Metro como del de seguridad.

El principal problema que encuentro, debido a mi disfunción motora, es para accionar el ascensor y chequear cuando llego a mi estación. Para la entrada al metro, suelo ir acompañado de amigos que me ayudan, pero como yo me bajo unas estaciones antes que ellos, la solución que me dio la jefa de estación de Unamuno, la primera vez que lo intenté, fue dar avisó al personal de seguridad de Bidezabal –mi estación de destino- para que me estuvieran esperando en el andén y me ayudaran con el ascensor y el chequeo del billete. Así fue, todo sin pegas y con una correctísima atención.

El segundo día fue de Sopelana a Bidezabal. Estando ya dentro del vagón, le comenté el tema a unos vigilantes, quienes automáticamente se pusieron en contacto con sus compañeros de mi estación de destino, con el fin de que me prestasen la atención que requería. De nuevo, el trato fue cordial, llegándome a decir, ante mi agradecimiento: “De nada hombre, estamos para esto”.

Sin embargo, en la noche del Viernes 17 al Sábado 18 de mayo de 2013 (sobre las 00:00 horas), tuve la desgracia de toparme con una persona, al frente de la estación de Unamuno, que al pedirle que por favor diera aviso a Bidezabal para que me atendieran, se mostró totalmente reacia a llevar a cabo esta fórmula que otras veces ha funcionado con completa normalidad, y sin que a nadie le sorprendiera.

Esta señora decía que los vigilantes no están para eso, porque en cualquier momento puede darse una incidencia para lo que tenían que estar libres. También argumentaba que en ese momento no había vigilancia en Bidezabal, y que lo único que podía hacer, como favor, era mandarla en un coche, pero que no podía ser algo habitual, que no lo tome como costumbre.

Además de exponer un montón de trabas, he de decir que el trato fue discriminatorio, ninguneándome en todo momento, no siendo capaz de dirigirme la palabra –sólo hablando con mis acompañantes- como si fuese un deficiente mental, llegando a decir que “esta persona no puede viajar sola”, preguntando indiscretamente a ver como lo iba a hacer al salir de la estación, y comparándome con su anciana madre.

Finalmente, al comentarle que, en caso de que estuviese lloviendo, me iban a venir a recoger a la estación, concluyo que quien me viniese a buscar debía pagar un billete y bajar al andén para ayudarme. Y así es como lo tuvimos que hacer. Pero, curiosamente, cuando me encontré con mi madre, al salir del tren, aparecieron dos vigilantes dispuestos a ayudar sin ninguna expresión de que estuviesen haciendo algo extra, a pesar de que se habían desplazado por mí, y animándome a que siga haciendo uso de sus servicios.

Considero esencial que todo su personal responda con el mismo procedimiento ante las mismas situaciones. Además de que, cuenten con la pertinente formación socio-cultural para no ofender a nadie y no menospreciarle, simplemente por el hecho de que tenga una pequeña dificultad en el habla, como es mi caso.

Por todo ello, exijo una declaración oficial desde Metro Bilbao con respecto al procedimiento que he venido efectuando hasta que he tenido la incidencia que aquí he comentado, que, seguidamente, me dispongo a divulgar a través de diversos canales públicos, porque opino que se han vulnerado los derechos de mi colectivo social y se infringen las normas de accesibilidad, así como de igualdad de oportunidades que la legislación establece, tanto nacional como a nivel internacional (Convención Sobre Los Derechos De Las Personas Con Discapacidad de La O.N.U., ratificada por España).

A ras

Siempre he considerado a mi silla de ruedas como parte de mi cuerpo. Sin embargo, lo cierto es que hay veces en que es bueno abandonarla para cambiar totalmente de circunstancia y dejarse llevar por la oportunidad de probar diferentes medios.

       

En mis clases de pintura, se me ha propuesto, para crear obras de mayor envergadura, hacerlo a ras de suelo.
Sobre una colchoneta, junto a una gran cartulina de un bonito color amarillo, he descubierto una manera de llegar a conseguir cuadros importantes.

Moviendo la colchoneta, con la ayuda inestimable de Maitane, he podido llegar a las amplias zonas de este primer «mural».

Los trazos me salen mucho más largos, llegando a dibujar líneas que enlazan rectas, curvas y, hasta casi, círculos; conformando figuras caprichosas.

Con un tamaño semejante, difuminar se hace más costoso, y las rayas predominan. Quizá el secreto esté en no recargarlo y parar en cuanto me salgan varias formas atractivas o, por el contrario, abandonar la manía de querer terminar en el día.

Seguiré experimentando en los talleres de Sancho Azpeitia de Fekoor, con el maestro Ivan y sus atrevidas ideas.

Por cierto, aunque no viene a cuento, quiero inmortalizar aquí que mientras escribía esta entrada, he sido capaz de enchufar el cable de la batería del portátil. Podía haber pedido ayuda pero la mano me ha ido sola. Jaja! Estoy que lo tiro.

VELOCIDAD INVERNAL

Ya llevo unos cuantos días disfrutando de los recuerdos que me ha dejado esta última semana.

Un deslizamiento suave sobre la nieve virgen que va aumentando su ritmo en función de la pendiente por la que se baje, hasta alcanzar una velocidad para muchos insuperable, unas rascadas impresionantes y unos desafiantes saltos.

Porque, así es, he conseguido poner una crucecita a uno de mis retos más deseados. He practicado Esquí Adaptado durante cuatro días en Cerler. Para el desaparecido Diego ignorante en la materia, podían parecer demasiados, pero el de ahora sabe que cada jornada siempre sorprende.

En la primera, desde luego, el alucine es inevitable. Asimilar semejante velocidad, agilidad y destreza es para llevarse una alegría inmensa. Si, además, se tiene en cuenta que todo esto viene acompañado de un paisaje increíble, la experiencia es mucho más que aconsejable.

Mi idea sobre el Esquí ha tenido varias fases a lo largo de mi vida. En la Inicial, era algo impensable. Recuerdo los esquíes de mis padres parados en casa porque lo dejaron cuando yo llegué.
En una segunda etapa, a través de internet, supe de la adaptación de este cañero deporte, sintiendo unas enormes ganas de probarlo.
Ahora, he pasado a otra dimensión, y he confirmado que hay actividades que puedes jugártela a que te van a gustar antes de catarlas, jeje!

Como en muchas otras actividades, para mí la clave está en encajar bien en el asiento. En el instante en que comprobé la firmeza con la que iba sujeto, empecé a intuir buenas sensaciones.

Uno de los momentos más curiosos se viven cuando el piloto del tándem –silla de nieve con piloto detrás- te sube al Seguir leyendo VELOCIDAD INVERNAL

Vivir despacio

A estas alturas de la semana me siento como un cometa con una trayectoria que le aleja del mundo. Durante los tres primeros días la distancia se estrecha, porque tengo cosas que hacer con infraestructuras organizadas. Salgo me relaciono e, incluso, tengo la oportunidad de vivir alguna jornada intensa. Pero a partir del jueves el contraste es más que considerable.

Me pregunto cómo ha de ser una vida en la que los días «potentes» sean los generales, llenos de experiencias, sensaciones, aprendizaje y oportunidades en diferentes ámbitos. Sin duda, se multiplicará todo exponencialmente, enriqueciendo, acelerando y exprimiendo nuestra existencia. En definitiva, promoviendo un auténtico desarrollo personal.

A todo esto, sale Ana Mato, la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; presumiendo de su nueva Ley de la Discapacidad, declarando que: Seguir leyendo Vivir despacio

Prueba comparativa entre la Quikie Salsa y la Salsa M

Tenía ganas de registrar un enfrentamiento entre estas dos hermanas mellizas. Básicamente, se trata del mismo modelo. Únicamente, se distinguen en la disposición de la tracción. Mientras que la primera cuenta con una arquitectura clásica, la «M» se caracteriza por su tracción central y contar con seis ruedas.

Mi amigo Carlos y yo hemos decidido someterlas a una prueba de aceleración para compararlas y, a pesar de compartir motores y muchos componentes, la diferencia ha sido destacable.

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Nuevo correo para el Ararteko sobre La Asistencia Personal.

A continuación, comparto el último correo que le enviado al Ararteko. Si alguien quiere utilizar este texto para enviárserlo también, aquí lo tiene a su disposición. Cuantos más seamos los reivindiquemos nuestros derechos mejor que mejor.

Su dirección es: [email protected]

Y lo que yo le he escrito:

Señor Lamarca,

En esta ocasión mi queja va referida a la exagerada diferencia existente, con respecto a la concesiones de prestaciones para la contratación de asistencia personal –en el marco del sistema de protección a la dependencia-, entre las provincias de Gipuzkoa y Bizkaia.

Mientras Gipuzkoa ha aceptado la prestación de la asistencia a 1.300 PERSONAS con discapacidad, Bizkaia sólo ha aceptado la prestación a Seguir leyendo Nuevo correo para el Ararteko sobre La Asistencia Personal.

La Vida Independiente me pone Caliente

Este es el lema que de pronto entró en mi mente navegando entre el tumulto de la manifestación del día 2, convocada por el Cermi.

        

La emoción y la excitación del momento propiciaron una inspiración repentina e ingeniosa que Seguir leyendo La Vida Independiente me pone Caliente