Hoy no tenía planeado quedarme a escribir sobre el intenso día de ayer.
Hubiese sido redondo, de no ser porque ya llegando a casa me quedé tirado por el paseo de Aixerrota. De repente, la Salsa se detuvo y tuve que pedir el rescate. Seguramente, sea problema del Joystick (seguiré informando).
Ahora, al encenderla sólo parpadea el led de la primera velocidad y nada más. Dando dos veces a la bocina, se encienden las luces de la batería indicando fallo de joystick.
Suerte que hasta que llegó el «Séptimo de Caballería» conté con la compañía de una chavala encantadora que estaba paseando a su perro y que, por cierto, le desapareció justo cuando la «grua» me llevaba.
Espero que lo haya encontrado.
Pero no es justo destacar esto de una jornada en la que mi sociocolega Josean y yo dimos una charla en la academia Almi de Deusto, a futuros y, sobre todo, futuras Sociosanitarias.
Como en el resto de nuestras «expos» debatimos sobre autonomía, diversidad funcional, vida independiente; aportamos nuestras experiencias y anécdotas, además de responder a todas las preguntas.
Da gusto ver o conocer a personas sensibles y empáticas que se interesan, con ganas de mejorar para ayudar a los demás. En esta profesión la vocación es esencial, y si nosotros podemos ayudar a fomentarla quedamos a disposición de quien lo requiera.
Únicamente, sentimos no habernos ido potes con todas, como había intención, pero la agenda nos empujaba.
Un abrazo también para Felipe, el enrollado profesor con quien cuentan estas aspirantes a asistentes personales (espero que no acaben en residencias), que insistió en liarnos para comer juntos y seguir conociéndonos.
Y otro pedazo de abrazo para los cerebros de toda esta operación.