Cuando miro las aguas azules, tranquilas y apetecibles de la playa, me culpo de no luchar más por la accesibilidad y la asistencia personal. Entonces, me estrujo los sesos en busca de alguna idea eficaz para conseguir mis objetivos. Solo de esta manera, me será posible llegar a donde quiera cuando el cuerpo o el deber me lo pidan, de la misma forma, que alcanzo la orilla cuando tengo el privilegio de contar con compañías todopoderosas capaces de hacerme desafiar las leyes de la física.
Me gustaría afianzar la convicción de que este es el único camino para que, incluso, muchos ciudadanos podamos rescindir nuestra situación de paro indefinido y estemos en disposición de defendernos económicamente.
Una vez más, hemos llevado las cosas al extremo, en cuanto a la asistencia personal. Nunca pediría a mi asistente efectuar una machada como esta, pero nada como sobrepasar los límites estandarizados para valorar en su justa medida el grado de dificultad de las actividades cotidianas.
A Iñigo le hacía ilusión que conociera y me bañara en la playa de Barrika. Un lugar antagónico a la accesibilidad. Un yacimiento de barreras arquitectónicas y arqueológicas, impensable de cursarlo en silla de ruedas.
La práctica del Judo durante toda su vida le ha proporcionado una técnica y una fuerza que le permite cogerme como si fuese una pluma y transportarme por los terrenos más abruptos.
El tramo de escaleras -ya lo veréis en el video- daba para atrás. Encima los últimos escalones están «tallados» en la misma roca. Toda una sorpresa que me hizo verlo tremendamente difícil. Sin embargo, la destreza de mi primo superó lo que yo creí, por unos instantes, insalvable. Por suerte, con nosotros estaba Gentzane para inmortalizar la proeza.
También quiero destacar el baño que me di con un chaleco de submarinismo que él me dejó y que me fue francamente bien. Lleva una franja hinchable con forma de flotador. Con lo cual, da estabilidad y, a la vez, la seguridad de un salvavidas. Además, queda bien sujeto y no se sube hasta el cuello, como ocurre con los chalecos convencionales.
Quizás, cuando estás boca abajo cuesta un poco más dar la vuelta, para ponerte mirando al cielo, que con un «flota» porque por delante no hay hinchable; pero, de espaldas la flotabilidad es total.
Para quitarlo y ponerlo cuenta con varias opciones que facilitan la maniobra. A ver si en la próxima ocasión lo grabamos.
Quien haya visitado, en este blog, la sección RETOS PENDIENTES Y CUMPLIDOS habrá podido saber de mi afición por las montañas rusas, auténticos artefactos de velocidad controlada y seguridad aeronaútica.
Quiero mostrar los artículos que Panama Jack nos ha cedido para que equipemos nuestras acciones. Desde aquí, mi más emocionado agradecimiento por este primer apoyo y reconocimiento. Espero vivir muchas emociones con las botas puestas.
Un abrazo a la marca y a Nuria Pendas por su escepcional atención..
Esta vez no hemos recurrido a ningún profesional, ni a ningún artefacto faraónico. Simplemente, nos hemos aprovechado de Seguir leyendo MASCARÓN DE TABLÓN→
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