Ayer, viendo un reportaje de estos que abundan tanto ahora sobre viajes, volví a experimentar esa sensación de que algo se me está escapando. Esa disponibilidad de que gozan la mayoría de los mortales sobre sus vidas.

Quien más, quien menos, con esfuerzo, logra hacer realidad varias de sus proposiciones. A su alcance cuentan con facilidades, provenientes de los avances en la ingeniería aeronáutica y de las tarifas para recorrer miles de kilómetros, a medida del tamaño de casi todos los bolsillos.

Alguna vez, ya he comentado que las personas que se encuentran en mi situación, han de multiplicar estos precios por tres como mínimo –su viaje, el de su acompañante y el sueldo de este último-, lo cual supone un agravio económico comparativo determinante.

Por esta idea, he planteado, en diversas conversaciones privadas, la creación de alguna organización destinada a conceder ayudas que hagan posible equilibrar este tipo de desigualdades.

A esto, varias personas me han contestado que para eso no se pueden recaudar fondos porque sería una frivolidad.

Y tal vez lo parezca pero, a colación de ello, siempre me viene el recuerdo de la frustración que sentí durante mi breve vida laboral, cuando veía que no podía incentivarme, con el sueldo que ganaba, durante mis días libres. Los caprichos que se disfrutan con las primeras ganancias. El recargar pilas durantes unas vacaciones. Todas esas carencias hacen que uno pierda la motivación por el trabajo. Porque, nosotros partimos de menos 3.000 €/mes. A partir de ahí, empiezan a contar los gastos ordinarios, también de primera  necesidad.

Al respecto, casualmente, este fin de semana se estrena una película que respalda y refleja el fondo del asunto que el presente blog trata de divulgar.

Se llama “Intocable” y cuenta la historia de un hombre que, tras un accidente –de paracaídas, por cierto- contrata a un expresidiario como asistente personal para seguir llebando una vida emocionante. El guión, por lo que he leído, parece ser que se centra en el contraste de personalidades que se da entre los dos protagonistas; pero, también aprovecha la circunstancia para popularizar los valores del Movimiento Vida independiente que, poco a poco, intenta instaurarse en nuestra sociedad, y que no hay quien lo pare.

Tanto el trailer, como el anuncio en TV me han llamado la atención porque los muy locos salen dándole caña a un coche y tirándose en parapente. JEJEEEEEE!