MEDIA MARATON: 01:39:03

Ese es el tiempazo que nos hemos marcado en la prueba de Donosti, el pasado Domingo.
Durante la carrera familiar de la pasada semana, se nos pasó por la imaginación enfrentarnos a una media maratón, algo que me sonaba estratosférico y no le di la más mínima relevancia…

Sin embargo,  al de pocos días Roberto me hace una visita para proponerme ir a San Sebastián y afrontar una carrera de verdad, lo que me provoco mucha risa. ¡Estas muy loco!, Le dije. En esta ocasión, serían 21 Kilómetros y sólo contaríamos con su energía contra mi resistencia al avance.
Siguió insistiendo y yo, que tampoco me caracterizo por la cordura o la sensatez,  terminé por sucumbir a una idea novedosa con un final incierto.

Total que el domingo a las 08:25 estábamos subiendo al Pathfinder todos los bártulos con el tiempo contado porque la salida era a las diez. La silla, la bandera con la dirección del Blog, el nuevo soporte que hemos confeccionado para la cámara, prendas adecuadas, etc.

Desde la salida del garaje fue una auténtica contra reloj. En el trayecto desde Getxo hasta la capital Gipuzkoana tuve la oportunidad de sentir lo bien que andan los 4×4 contemporáneos, capaces de transportar media casa sin inmutarse.

Aparcamos en el parking del Kursal. Las plazas reservadas tardaron algo en aparecer pero, como era de esperar, estaban donde debían, junto a los ascensores. Allí ya se percibía el ambiente que existía en la calle.

A partir de ahí comienza el proceso de montaje de todo el equipo. La silla con los complementos que le habíamos incorporado, vestimenta deportiva más otras prevenciones para la lluvia.

Ya en la línea de salida empecé a disfrutar nuevas sensaciones. La afición y la seriedad con que se lo toma la gente, los ánimos que se transmiten. No sé si será habitual pero capté bastante olor a Reflex. A lo mejor fue mera casualidad.

Cuenta atrás y supuesto pistoletazo –no lo oí-. La salida, muy lenta. Éramos muchos, no había sitio para salir “dejando rueda”. Además, estábamos medio distraídos porque  la carcasa de la GoPro se empañaba –causa por la que las imágenes se vean tan borrosas-, cosa que casi nos hizo cometer algún atropello. Así que decidimos asumir el imprevisto y ceñirnos a la competición, pasando por el Hotel Londres.

Enseguida adoptamos un ritmo contundente y regular. Esta vez nos adelantaban algunos más que en Bilbao, aunque tampoco nos quedábamos cortos.
Pasando por la concha, nos dimos cuenta del cuidadin que había que tener con los conos que estaban en medio de la calzada y que aparecían entre los participantes sin previo aviso. Alguno ya acariciamos.

El trayecto transcurría desde El Boulevard hasta La Uni, media vuelta hacia mucho más allá del Kursal y regreso al punto de partida.

Mientras engullíamos Kilómetros, los aplausos y las palabras de arrojo no cesaban, tanto desde el público como por parte de nuestros propios contrincantes. Muchos de ellos se quedaban estupefactos al verse adelantados por una silla de ruedas. Quien dijo que eran lentas? Ja!

Al pasar por primera vez la línea de meta –eran dos giros al circuito- la lluvia tomo una severa consistencia. Ahí supe entender que me encontraba en otra dimensión. Una fuerza imparable que no se amilana ni ante las condiciones más adversas. Una actitud demoledora que yo no concebía hasta ahora, acostumbrado a otro ritmo de vida.

De este punto en adelante, la escalada de posiciones fue aumentando notablemente. Le comenté que, o las fuerzas de los demás parecían flaquear o había acelerado porque, de pronto, de nuevo estábamos pidiendo paso sin parar. Entonces Rober me confesó que la primera vuelta había sido de reconocimiento y que ahora venía lo bueno. O sea que cuando, media hora antes, le sugerí que regulase  las fuerzas hice el ridículo por era lo que estaba haciendo.

Los últimos metros son apoteósicos, cuando eres consciente que la meta está al alcance. Lo habíamos tomado como un intento y, de repente, ahí estábamos. Ante las felicitaciones, el “Range Rober” me propulso hacia meta  con una fuerza volcánica. En ese momento, le dije: Dímelo, puedes volar verdad?

Este reto ha sido todo suyo. Yo sólo he sido un espectador de primera, he aprovechado para reinventar la reputación de las sillas de ruedas… Por cierto, mi Easy Max se ha comportado irreprochablemente, sin vibraciones y con un buen rodar. Casi como una profesional. Únicamente, le achacamos un manillar bajo –pusimos un material de raquetas para que no resbalen-  y una estabilidad en curva comprometedora. Ya nos gustaría probar con una de competición (aviso para fabricantes).

Como contrapartida tuvimos una medio baja. Mi móvil, en el bolsillo del impermeable,  se vio en una inundación,  provocada por la incesante tromba que soportamos. El susto fue dramático, la cosa pintaba mal pero la leyenda urbana de meterlo en arroz a surtido efecto y parece que ha renacido.

Uf me he alargado. Mi enhorabuena a mi “socio” Roberto, la hemos vuelto a liar!, terminando en el puesto 890 de entre los tres mil corredores que asistieron a la cita.

Un comentario sobre “MEDIA MARATON: 01:39:03”

  1. el siguiente reto ya sabes cual va a ser en cuestion de correr: una maraton!!!! merito tuyo por aguantar como un campeon!!! echamos risas.

Los comentarios están cerrados.