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Videos, aquaplaning y CDs pirata

Monto en mi 806, ponemos la radio iniciando la marcha, y suena Left Outside Alone de Anastcia. Una canción de las que formaban parte de la  banda sonora del video que hizo mi primo, de nuestro viaje familiar a Italia, hace algo más de diez años.

Era como si el extranjero me diría: Bienvenido, cuanto tiempo sin volver por aquí.
No pude evitar una emoción creciente, recordando ese video que he repasado varias veces, y pensando que iba directo al aeropuerto, previo paso por Bilbao para recoger a Iván. Hasta mi ama se dio cuenta de la casualidad.

Los viajes importantes dejan un gran poso duradero, y merecen la pena por mucho que nos cueste alcanzarlo (más en nuestro caso).
A continuación, unas imágenes inéditas y caseras, caseras que tenía guardadas.

De lo que, lamentablemente, no tengo grabación es de mi última «Salsada».
Aviso para rodantes: No subir cuestas por cintas automáticas, si llueve.
Estaba yo coronando una de estas, cuando inexpertamente, se me ocurrió acelerar (en segunda, nada heavy). En ese momento, la silla empieza a dar bandazos, golpeando contra los laterales que sujetan los pasamanos.

La sensación fue de un descontrol total. Tanto que llegó un momento en que la silla se puso de costado y empezó a descender muy seriamente, como si estuviese en el tobogán de un aquapark.
Algo imparable. Nunca había sentido ese pánico repentino por no ver manera de hacer que aquello termine bien.
No sé si solté el Joystick. Creo que no. El instinto me hacia insistir para recuperar la adherencia. Seguramente…….. No sé, porque soltándolo se bloquean las ruedas. Lo que abría que hacer es frenar intermitentemente como el ABS de los coches, pero hace falta ser muy frio para llegar a esa conclusión en tan poco tiempo.

Por una suerte infinita, unos metros más abajo de la pista de patinaje, se encontraban dos «comerciales de CDs» que pudieron detener aquel desesperante deslizamiento.

Si no hubiera sido por ellos, a saber como habría terminado aquello.
¿Alguien me ayuda a saberlo? Jaja, no, es broma, que casi me lo hago encima.

Trata de arrancarlo, Diegooo!

Hace varios días, estaba pensando, en broma, que si tendría espacio de sobra haría un museo con mi sillas -como el que Alonso ha hecho con sus F1s-, en el que la Quickie Salsa M se merecería el pedestal más alto, por el juego que me está dando.

Sin embargo, finalizando la última etapa del «campeonato» de la Aste Nagusia Bilbaina, me dejó tirado en medio de una txosna, rodeado de peña y con el asiento elevado, sin poder bajarlo -por lo tanto, sin poder entrar en un coche- ni moverme.

Tuve que ser empujado hasta Seguir leyendo Trata de arrancarlo, Diegooo!

Whastapp around the word

En este verano, mis palabras han llegado a Japón, China, Argentina, Escocia, varios países de Europa del Este, Menorca, y planean ser leídas también en Perú y Cuba.

Todo gracias a la movilidad de los móviles de mis colegas y a la interrelación electrónica que permite viajar a mis ocurrencias, pensamientos, fotos y sentimientos.

                   

Me alegra saber que las comunicaciones de mis Whastapperas y Whastapperos también van a volar por la inmensa red hasta

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Las dos caras del metro

Hace pocas semanas, manifesté mi intención de escribir algo sobre mis viajes autónomos en Metro. Estaba pletórico por haber encontrado una manera de multiplicar mi margen de acción, al igual que los Ferrys permiten a los coches surcar los mares para llegar a islas paradisiacas.

Únicamente, estaba esperando a realizar un trayecto completamente solo desde la salida hasta la llegada, para redactar una buena crónica. Porque, de momento, lo que había hecho era bajar del tren antes que mis amigos.

Al llegar a mi estación, salía y tiraba yo solo hasta casa, cantando por el camino de pura satisfacción.
Aún así, la experiencia me retumbaba. Me recordaba que en el cutre-mundo de la dependencia cualquier brillo que creas percibir puede apagarse o, simplemente, tratarse de algún falso reflejo. Que siempre estás vendido por no saber con quien te va a tocar tratar.

A continuación, plasmo la queja que he enviado a Metro Bilbao:

Me llamo Diego Lastra Gutiérrez, soy un ciudadano de 38 años, licenciado en Derecho, residente en Getxo, y usuario de una silla de ruedas electrónica. Mediante la cual, me muevo autónomamente sin ningún problema.

Recientemente, he comenzado a utilizar el Metro con el propósito de aumentar mi margen de movimiento, y la verdad es que, en las dos primeras ocasiones, todo han sido facilidades con un trato de lo más amable, tanto por parte del personal del Metro como del de seguridad.

El principal problema que encuentro, debido a mi disfunción motora, es para accionar el ascensor y chequear cuando llego a mi estación. Para la entrada al metro, suelo ir acompañado de amigos que me ayudan, pero como yo me bajo unas estaciones antes que ellos, la solución que me dio la jefa de estación de Unamuno, la primera vez que lo intenté, fue dar avisó al personal de seguridad de Bidezabal –mi estación de destino- para que me estuvieran esperando en el andén y me ayudaran con el ascensor y el chequeo del billete. Así fue, todo sin pegas y con una correctísima atención.

El segundo día fue de Sopelana a Bidezabal. Estando ya dentro del vagón, le comenté el tema a unos vigilantes, quienes automáticamente se pusieron en contacto con sus compañeros de mi estación de destino, con el fin de que me prestasen la atención que requería. De nuevo, el trato fue cordial, llegándome a decir, ante mi agradecimiento: “De nada hombre, estamos para esto”.

Sin embargo, en la noche del Viernes 17 al Sábado 18 de mayo de 2013 (sobre las 00:00 horas), tuve la desgracia de toparme con una persona, al frente de la estación de Unamuno, que al pedirle que por favor diera aviso a Bidezabal para que me atendieran, se mostró totalmente reacia a llevar a cabo esta fórmula que otras veces ha funcionado con completa normalidad, y sin que a nadie le sorprendiera.

Esta señora decía que los vigilantes no están para eso, porque en cualquier momento puede darse una incidencia para lo que tenían que estar libres. También argumentaba que en ese momento no había vigilancia en Bidezabal, y que lo único que podía hacer, como favor, era mandarla en un coche, pero que no podía ser algo habitual, que no lo tome como costumbre.

Además de exponer un montón de trabas, he de decir que el trato fue discriminatorio, ninguneándome en todo momento, no siendo capaz de dirigirme la palabra –sólo hablando con mis acompañantes- como si fuese un deficiente mental, llegando a decir que “esta persona no puede viajar sola”, preguntando indiscretamente a ver como lo iba a hacer al salir de la estación, y comparándome con su anciana madre.

Finalmente, al comentarle que, en caso de que estuviese lloviendo, me iban a venir a recoger a la estación, concluyo que quien me viniese a buscar debía pagar un billete y bajar al andén para ayudarme. Y así es como lo tuvimos que hacer. Pero, curiosamente, cuando me encontré con mi madre, al salir del tren, aparecieron dos vigilantes dispuestos a ayudar sin ninguna expresión de que estuviesen haciendo algo extra, a pesar de que se habían desplazado por mí, y animándome a que siga haciendo uso de sus servicios.

Considero esencial que todo su personal responda con el mismo procedimiento ante las mismas situaciones. Además de que, cuenten con la pertinente formación socio-cultural para no ofender a nadie y no menospreciarle, simplemente por el hecho de que tenga una pequeña dificultad en el habla, como es mi caso.

Por todo ello, exijo una declaración oficial desde Metro Bilbao con respecto al procedimiento que he venido efectuando hasta que he tenido la incidencia que aquí he comentado, que, seguidamente, me dispongo a divulgar a través de diversos canales públicos, porque opino que se han vulnerado los derechos de mi colectivo social y se infringen las normas de accesibilidad, así como de igualdad de oportunidades que la legislación establece, tanto nacional como a nivel internacional (Convención Sobre Los Derechos De Las Personas Con Discapacidad de La O.N.U., ratificada por España).

Prueba comparativa entre la Quikie Salsa y la Salsa M

Tenía ganas de registrar un enfrentamiento entre estas dos hermanas mellizas. Básicamente, se trata del mismo modelo. Únicamente, se distinguen en la disposición de la tracción. Mientras que la primera cuenta con una arquitectura clásica, la «M» se caracteriza por su tracción central y contar con seis ruedas.

Mi amigo Carlos y yo hemos decidido someterlas a una prueba de aceleración para compararlas y, a pesar de compartir motores y muchos componentes, la diferencia ha sido destacable.

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Tirando millas por Basauri.


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Seguimos acumulando kilómetros con nuestra peculiar andadura, y ya llevamos casi 80 Km.

Esta vez hemos acudido a Basauri a hacernos seis millas complicadas.
La salida -abarrotada de participantes-, en cuesta abajo, nos ha facilitado un arranque aún más fulgurante que de costumbre, en cuanto la marea humana ha abierto un hueco. Sin embargo, al igual que en las situaciones de dependencia, enseguida han llegado los obstáculos, en forma de aceras sin rebajes que nos han roto el pedazo de ritmo que la inercia nos había generado.

A continuación, un bidegorri donde su estrechez dificultaba verdaderamente los adelantamientos; pero, aún así  han sido constantes gracias a nuestra velocidad y a la amabilidad con que los corredores nos abrían paso, a la vez que nos daban ánimos. De nuevo, en paralelismo con la vida misma, todo lo que baja ha de subir, y llegaron las cuestas arriba donde nuestra desventaja se incrementa considerablemente. En estos momentos, siento el enorme esfuerzo de Roberto, compensado con el reconocimiento de todos los que nos rodean, que no ocultan su admiración e, incluso, ofrecen su ayuda, a pesar de estar compitiendo.

La meta, en una pista de atletismo, se inundó de aplausos a nuestra llegada -luciendo nuestra indumentaria de Forum Sport-, con entrevista incluida a micrófono abiertto para transmitir las impresiones y las sensaciones de algo que cuesta creer, lo que da esperanzas para muchos otros objetivos, no sólo de carácter lúdico.

Y  hasta aquí, el relato de otra jornada épica más que, como en todas las ocasiones, comienza desde que me levanto, con la necesaria ayuda de mis padres para ponerme a punto. Otro factor esencial para que todo esto pueda cumplirse.


Saludos,
Diego Lastra. Autor del blog www.movilidadaumentada.es y administrador de www.foromadex.net