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Diego en 3D

A que mola? Jeje! Pero no, no es que la tecnología de Avatar haya llegado a Movilidad Aumentada, aunque lo que viene a continuación tampoco desmerece en absoluto.

Este es el video que me ha grabado FEKOOR para celebrar su 35 aniversario y el Día Internacional de la Discapacidad.
Fuimos muchos los protagonistas grabados y reconocidos. La verdad es que el mío me sirve como un buen videoresumen de lo que soy, lo que he alcanzado y lo que persigo.

Me ha gustado mucho, y bueno, no podía faltar por este lugar. Todavía me faltan tablas más estables pero el resultado es muy digno, y la edición para aplaudir.

Acción!

Videos, aquaplaning y CDs pirata

Monto en mi 806, ponemos la radio iniciando la marcha, y suena Left Outside Alone de Anastcia. Una canción de las que formaban parte de la  banda sonora del video que hizo mi primo, de nuestro viaje familiar a Italia, hace algo más de diez años.

Era como si el extranjero me diría: Bienvenido, cuanto tiempo sin volver por aquí.
No pude evitar una emoción creciente, recordando ese video que he repasado varias veces, y pensando que iba directo al aeropuerto, previo paso por Bilbao para recoger a Iván. Hasta mi ama se dio cuenta de la casualidad.

Los viajes importantes dejan un gran poso duradero, y merecen la pena por mucho que nos cueste alcanzarlo (más en nuestro caso).
A continuación, unas imágenes inéditas y caseras, caseras que tenía guardadas.

De lo que, lamentablemente, no tengo grabación es de mi última «Salsada».
Aviso para rodantes: No subir cuestas por cintas automáticas, si llueve.
Estaba yo coronando una de estas, cuando inexpertamente, se me ocurrió acelerar (en segunda, nada heavy). En ese momento, la silla empieza a dar bandazos, golpeando contra los laterales que sujetan los pasamanos.

La sensación fue de un descontrol total. Tanto que llegó un momento en que la silla se puso de costado y empezó a descender muy seriamente, como si estuviese en el tobogán de un aquapark.
Algo imparable. Nunca había sentido ese pánico repentino por no ver manera de hacer que aquello termine bien.
No sé si solté el Joystick. Creo que no. El instinto me hacia insistir para recuperar la adherencia. Seguramente…….. No sé, porque soltándolo se bloquean las ruedas. Lo que abría que hacer es frenar intermitentemente como el ABS de los coches, pero hace falta ser muy frio para llegar a esa conclusión en tan poco tiempo.

Por una suerte infinita, unos metros más abajo de la pista de patinaje, se encontraban dos «comerciales de CDs» que pudieron detener aquel desesperante deslizamiento.

Si no hubiera sido por ellos, a saber como habría terminado aquello.
¿Alguien me ayuda a saberlo? Jaja, no, es broma, que casi me lo hago encima.

Diana Tecnicolor.

Vengo con novedades pictóricas. En primer lugar quiero declarar terminado el circulo cromático que inicié antes verano. A diferencia de los demás, que los finiquito en una hora, este ha supuesto un largo proceso.

A color por día, mezclando colores primarios para obtener los secundarios en todas sus gamas.
Jueves a jueves, con el apoyo no sólo funcional de Julia, he ido completando la «diana» y, finalmente, esta semana hemos llegado a meta consiguiendo el violeta, que se resistió más que todos los demás.
Ahora, ya tenemos otro nuevo rumbo al que dirigirnos con el licornio: Un caretotrato.

Para maltratar la monotonía, mi jefe de equipo me ha preparado una nueva técnica: Pintar cerámica.
Con pincel en mano, las sensación es diferente y salpicante, pero con todo al alcance llega lo impensable, y salen estas cosas.

 

La toma de Labastida.

Aunque la visita de ayer no se centró sólo en este pueblo, no me he podido resistir a este título.

El papel protagonista lo tuvo la bodega Dinastía Vivanco, en Briones.
Espectacular, moderna, tecnológica, y con un museo sobre la historia del vino, además de una colección de unas obras de arte que sorprende.

Para nuestro convoy electrónico, no hubo ningún obstáculo. ascensores, rampas y mucha amplitud. Da gusto circular por sus salas de depósitos y toneles, disfrutando de su arquitectura.

Después si, comida en Labastida. Un menú accesible en el hotel Jatorrena, en el que una rampa lleva hasta el comedor, recepción y bar, pero con un WC inadaptado.

 

La vuelta, después de bajar del bus, me gusta hacerla en Metro y disfrutando del manejo de mi silla hasta casa, aportando mi conducción a una parte del itinerario.
Con las baterías eléctricas y orgánicas aún sobradamente cargadas, tengo reprimirme mucho para no irme en busca de más acción, provocando algún plan más. Únicamente, el  depósito fisiológico me da una razón para ser formal.

Un no parar

Unas imágenes de la última semana. Además de la charla que adelanté en la anterior entrada,  con el equipo de visitantes habitual de los viernes, me pasé por el palacio de la Diputación de Bizkaia.

Accesible con un ascensor, monoplaza para sillas, pero sin mayor problema que el de hacer cola.
Una visita corta pero intensa de arquitectura, decoración y arte.

Charlaaando, charlandoooooooooo.

Voy a tener que crear una sección para las charlas que se van acumulando y para las que quedan, ya que la temporada ha arrancado con buen ritmo.

Hoy hemos estado en la UPV  una representación de Fekoor, con alumnas y algunos alumnos de educación social.

La acogida como siempre estupenda, mucho interés. Personalmente, he resumido lo que ha sido mi trayectoria desde que empecé a estudiar, he hablado las claves de la vida independiente, y hemos repasado videos del blog.

Todo ello sin motor. Ahora mismo, han llamado de la ortopedia. En breves momentos, sabré el diagnóstico de mi Quickie.
Si es del joystick, que seguramente lo sea, sería la segunda vez en el mismo año. Un dato muy preocupante, que me resta confianza para mis flamantes desplazamientos en solitario, esenciales para alcanzar auténticas vivencias.

Que siempre nos quede Paris.

Es emocionante saber que en unas horas, ratos o minutos vas a vivir algo muy esperado, y desconocer como te vas a sentir, pero con la certeza de que pronto vas a desvelarlo.

Llegando a Paris, después de cruzar el aburrido pero rápido túnel de La Mancha -que tantas veces he imaginado cruzar, con algún coche divertido- y tras recorrer casi 300 km. así me sentía.

Entrando por el norte de la Capital, enseguida empecé a percibir que mi intuición funcionaba a la perfección.
Parada técnica en el hotel, y de cabeza a ver la panorámica de la ciudad. Algunos ansiosos ni bajamos del bus (se llama autocar, vale).

Ya por el centro de la ciudad, me llegó la confirmación de que La Ciudad de La Luz, me atrae especialmente.

Subido en la segunda planta de la Torre Eiffel, pensando en mis cosas, con aquellas idílicas vistas, me di cuenta de todo aquello era increíble aunque, a la vez, sencillamente real y alcanzable. Ahora forma parte de mi vida.

Al tercer piso no permiten subir a sillas de ruedas por motivos de seguridad, pero a unos 160 m. de altura, como veis, el alucine ya es desvariante.
Hay toilttes adaptados, ascensores como autobuses, no hay que hacer cola, y tanto los «ruedas» como sus compañías pagan la mitad del precio (4,5 €).

Para llegar hasta allí, guié al Equipo K desde el Arco del Triunfo por Avenue Kleber hasta Jardins du Trocadero, los cuales hay que rodear para llegar al Sena, por tener una trampa en forma de escalinata.
Un dato curioso para transitar por esos Boulevards: Los semáforos duran muy poco. Hay salir dejando rueda para cruzar, en cuanto se pone en verde. Y aún así cambiará a rojo antes que llegues al otro lado.

De regreso por la misma ruta, las baterías empezaron amenazar seriamente -las carreras por los jardines de Versalles pasaron factura-, pero nos llegaron para coger el bus urbano y alcanzar nuestro alojamiento.
Como el de Inglaterra, pertenecía a la cadena Ibis. Las accesibilidad y el estado de las habitaciones adaptadas es correcto, a falta de alguna barra más en los WCs, para los que tuvimos la suerte de contar con ellas.
Lo que si era una lotería fue la configuración de las habitaciones, asignando camas de matrimonio a quienes no les conviene, en varias ocasiones, y sin solución por parte del hotel.
Menos mal que el Equipo K puede con todo.

En cuanto al transporte Parisino, el único que garantiza la accesibilidad es el autobús. La mayoría de las estaciones de Metro son impracticables menos en la línea 14, y -yo que soy un voyeur de automóviles- he de decir que no vi ni un solo taxi adaptado.
(Sobre el Metro de Londres, se me pasó destacar que las puertas de lo vagones siempre se abren solas, sin tener que alcanzar botones o buscar a alguien que lo haga, como en el de Bilbao. Un gran punto a su favor, que  te ahorra mucha tensión).

Afortunadamente, nosotros contábamos con nuestro autocar adaptado que nos acercó a Montmatre, donde hicimos uso del funicular para seguir subiendo y subiendo hasta el Sagrado Corazón (ascensor y wc adapté).

Con el utilitario de 55 plazas, accedimos al garaje de Louvre. Un sorprendente hallazgo por la inmensa cantidad de vehículos similares que caben allí dentro.
En el museo más importante del mundo no se encuentra ni una barrera. No tendrás problemas, siempre que alguien te guie por los numerosos ascensores que hay que coger, y mientras no te metan prisa porque van a cerrar alguno.

Por último, la visita a Versalles. Además del mencionado paseo rápido por los jardines, antes de nuestra hora para entrar en el palacio.

Nos quedamos sin Notre Dame. Una gran falta del programa. Por ello, y por millones de razones más, habrá que volver.

Mi padre, desde que soy pequeño, recuerdo que habla de un viaje que hizo de joven con sus amigotes por Europa, y sospecho que yo, dentro de muchos años, seguiré fardando de esta aventura del Equipo K (Los kamikazes Iván, Josean, Raul, y nuestra Dartañana Marian, más este liante).

Enhorabuena a Fekoor por hacer posible esta intrépida semana. Todo mi animo y apoyo para que no dejéis de ofrecer la posibilidad de conocer mundo, a personas que realmente lo tenemos difícil para conseguirlo.
Solamente, la movida del vuelo ya representa todo un reto. Casi todos tuvimos suerte, menos uno de los nuestros al que el personal de Easyjet le averiaron la silla. Eso si, tuvieron la deferencia de liársela a la vuelta.

Por cierto, un abrazo para el resto del grupo. Entre todos, hemos generado grandes recuerdos.

Termino esta saga con una secuencia de un reto Parisino improvisado (hay o no hay?), y más fotos del viaje.

Hasta el próximo!