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Más que #Bizkaiaccesible: Santander

En Santander habré estado como sofecientasmil veces. En el colegio, era una excursión de culto. Por descontado, en autocar sin adaptar, subiendo a pulso con la ayuda de los compañeros, y la silla plegada en el portamaletas, por supuesto, sin motor.

Con la familia, otras tropecientas. De pequeñito y de mayor. Sin embargo, está ocasión ha sido diferente.

Aunque el destino sea archiconocido, siempre hay algún aliciente. Por una parte, el hecho de haber colaborado con la organización. Por otra, el disponer de una guía que nos hizo una ruta turística por toda la ciudad.

Después, una golosa comilona en La Casa del Indiano, donde nuestro grupo de 29 «excursioneros» -9 rodantes- no tuvo problemas para ubicarse y pasar un rato agradable en magnífica compañía.
Un sitio muy recomendable, de correcto acceso. Con baños adaptados que, aunque sean de pago, en el restaurante te facilitan una manera de «pasar por debajo de la puerta».

Además, ofrece una extensísima carta para todos los gustos, apetencias, apetitos y bolsillos.
Yo, tras muchas dudas, me decidí por un «cocido montañes» y no me arrepentí, a pesar de que los platos que me rodeaban también me atraían tanto que no me pude resistir a «catarlos». Eran de una calidad casi tan alta como la de la asistencia con que conté para devorarlos.

Así que en definitiva, un éxito de día que esperamos convertirlo en costumbre.

A mi, que me echen vivencias, que yo las escribo.

 

#Bizkaiaccesible: De dos en dos.

Después de una semana movidilla e intensa, no viene mal quedarse apalancado en casa, a refugio del frio.

A parte de las celebraciones que tocan en estas fechas, desde el taller de excursiones de Sancho Azpeitia (@FkrAisia) hemos descubierto y conquistado dos nuevos destinos de nuestra #Bizkaiaccesible.

El primero fue una visita a la sede de la EITB en Bilbao, desde donde se retransmiten los informativos y espacios deportivos de las cadenas del grupo.
Poco más de media hora se necesita para conocer la redacción, algún plató, salas de control, etc.
En cuanto a la accesibilidad, sin problemas. Únicamente, la curiosidad de que no se permite  la entrada a grupos con más de tres sillas de ruedas, por motivos de seguridad. En nuestro caso, hicieron una excepción y dejaron pasar al cuarteto explorador.

Mucho más nos ha dado de si la segunda escapada de la semana al BTEK, museo de la ciencia en el parque tecnológico de Zamudio.
Un plan muy recomendable para pasar un par de horas muy interesantes, entretenidas y didácticas.
Sobre los accesos tampoco encontramos obstáculos, y los pocos detalles que consideramos mejorables fueron apuntados por nuestro guía, que los escuchó con mucho interés.

Y así finaliza un año que, para terminar en trece, no ha estado nada mal. He esquiado, me he subido en la montaña rusa más alta de Europa, he domado el metro, etc.

El 14 viene con buenas  promesas. Vamos a por él!

A continuación, el video de Javi sobre la última movida. Muy bueno:

 

P.D.: Nos podéis aconsejar lugares para analizar en el Hashtag #Bizkaiaccesible.

Metro coaching

No he hablado del Metro desde el último relato que publiqué sobre el problemilla que tuve. Pero, la verdad es que he vuelto y ha sido para cogerlo por los cuernos.

Con la tarjeta Barik, que solamente necesita ponerla un instante sobre una plataforma para que el sistema la detecte y se habrá la barrera, he llegado a viajar solito de principio a fin del trayecto.
Aún me sube el pulso cuando, por ejemplo, tengo que darle al botón del ascensor -son pocas veces porque casi siempre están los de seguridad o alguna otra persona- o tengo que colocar la tarjeta para chequear. Sin embargo, con entrenamiento y algo de ingenio, me estoy demostrando que la superación existe.

El mayor problema que me podía imaginar es que se me callera la tarjeta al pasarla, así me pasó el sábado. Tuve que atravesar «la frontera» sin ella, abandonándola al otro lado. Inmediatamente, me volví acercándome a la barrera electrónica para que algún buen samaritano me la pase por encima de la máquina, alargando el brazo. Y así estuvo a punto de ser, porque se me volvió a caer cuando justo llegaba el tren que esperaba mi «angel de la guarda», por lo que desistió de repetir la operación.
En ese momento, alguien me tira con fuerza de la silla y grita con sorpresa «no la puedo mover», reiteradamente. Me costó hacerle comprender que la silla la manejaba yo, y lo que realmente necesitaba. Era el jefe de estación y espero que la experiencia le haya servido para no llamar tanto la atención de los metroandantes, si vuelve ha suceder algo parecido.

Por suerte, ya había comentado este asunto con mi amiga Lara y, en cuestión de horas, ya me había confeccionado un invento para que la Barik no me deje solo.
También, unos días antes, me había hecho, como se dice ahora, de Coach, acompañándome pero sin ayudarme en nada, con una gran paciencia que me sirvió de mucho apoyo para darme cuenta de que poder, puedo.

Gracias a ella, a Sheila que no para de animarme a que me lance, a mi colega Josean y a su hermano Martín por ayudarme en los inicios, y al resto de la Kooadri por darme ocasiones o motivos para moverme.

Ojalá este escrito lo leyera mi yo de hace tan solamente unos meses para convencerle de que su movilidad autónoma puede aumentarse.

#Bizkaiaccesible: Museo de la Boina

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El pasado viernes regresamos de nuevo al pasado y nos volvimos a quedar impresionados con la ingeniería que existía hace más de cien años.

Es vez fue en Balmaseda. La fabrica de boinas La Encartada, convertida en museo, es capaz de trasladarte a su época de esplendor y mostrar como era la vida de sus trabajadores en aquellos tiempos.
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Sobre las 11:30 descendimos de la furgoneta adaptada Bidaideak para comenzar la vista que habíamos concertado. Nuestras cuatro sillas no encontraron ni un solo obstáculo y transcurrieron por el edificio sin problemas, donde no falta el WC y un par de ascensores.
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En definitiva, un lugar muy interesante, a media hora de Bilbao, que merece la pena visitar y que nos ha servido para realizar nuestra segunda salida, avanzando en nuestro proyecto, gestado desde @FkrAisia, pese a la falta de recursos para contar con apoyo Humano. Una buena terapia para aumentar nuestra independencia, dentro de los limites de la física.

P.D.: Mi ayuda técnica por excelencia, la Salsa M, me está llevando a hacer cada vez más cosas por mi cuenta -próximamente, daré más detalles-. Después de su última puesta a punto, tira que da gusto, aunque es cierto que ya le ha salido algún crujidín.

Sancho excursiones: Primer capítulo. Museo del Rolls Royce.

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Es increíble la inspiración que me ha generado estar cerca de un Testarosa. Me he imaginado conduciéndolo, controlando el sobreviraje y sintiendo el peculiar roce metálico de su palanca de rejilla, por la carreterita mojada que lleva a la Torre Loizaga, donde se esconde la mayor colección de Rolls Royce conocida.

Me siento un poco macarra por mencionar al mítico deportivo Italiano antes de las verdaderas joyas que allí descansan, exquisitamente mimadas.

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Es de agradecer que alguien se dedique a conservar estos exclusivísimos vehículos y mostrarlos al resto de los seres mortales que nacimos mucho después de que su vida activa finalizase.

Por lo tanto, para mi, no podía comenzar de mejor forma el taller de excursiones que hace meses nos propusimos en Sancho Azpeitia -@FkrAisia-. Es un orgullazo plantearse un proyecto, darle forma y hacerlo realidad.
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Con ello, además de pasar unos buenos ratos, pretendemos analizar la accesibilidad ociosa de que disponemos por nuestros alrededores. Y así promocionar una #Bizkaiaccesible con un interesante calendario de excursiones que hemos elaborado.

En esta primera escapada, no podemos poner pega alguna. La accesibilidad es plena, no habiéndosenos quedado nada fuera de nuestro alcance y disponiendo de WC adaptado. Yo no lo usé, pero alguno de mis compañeros si, y puede dejar algún comentario aquí, si lo cree necesario.

Únicamente, me quedé con las ganas de acceder a más de un coche pero eso está restringido a todos los públicos

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Una visita para repetir -yo ya voy por la segunda-, sobre todo si se hace en compañía de su encargado Jose Angel, quien en compañía de otros tres mecánicos, no sólo mantiene a punto cada uno de los automóviles, sino que además se preocupan por tener unas instalaciones sorprendentes que complementan los tesoros que contienen.

Reconozco que, al ser un fanático de la movilidad, me da cierta pena ver tanto coche parado y que me encantaría ver a una de estas longevas mecánicas cobrar vida, a ver si puede ser para la próxima!

P.D.: Se me olvidaba comentar que esta salida también me ha servido para estrenar el nuevo chasis que le acaban de cambiar a mi Salsa M, y la verdad es que va como la seda. Crujidos cero. Más que salsa parece una muselina. Veremos si no es perecedera.

Pintxo pote y Quikie Salsa Crujiente

No sé sobre que escribir. Podría ser sobre el último fin de semana que he pasado por Hondarribia y Tolosa con la Fekooadrilla, pero tampoco ha habido nada importante como para destacar por aquí.

Durante estas escapadas tengo varios altibajos. En muchos momentos, siento una gran frustración por no realizar un plan más dinámico y semejante al que hace cualquier otro grupo de gente joven.
Habrá razones, por ejemplo, para que después cenar no se pueda salir a dar una vuelta por el pueblo, pero a mi se me hace resistible de aceptar. Entonces llego a la conclusión de que soy yo el que no encajo en este programa, que necesito organizarme por mi cuenta, elegir e improvisar sobre la marcha.
Sin embargo, a medida que pasan las horas van apareciendo situaciones que realmente merecen la pena, compartidas con grandes amig@s. Y eso, no tiene precio.

También puedo referirme a la última avería de mi Salsa. Le ha salido un fuerte crujido y no sé si se habrá debido a apretar demasiado los anclajes del bus o de bajar algún inevitable peldaño. En la ortopedia, me han dicho que lo han solucionado, pero al llegar a casa sigue «crujiente».

El caso es que por una cosa o por otra, hago bastantes visitas al «taller». El Jueves, sin ir más lejos, también la llevé a cambiar el fuelle de joystick. Estaba roto, como ya le ha pasado en varias ocasiones más y, al quedar al descubierto el mecanismo, le entraban cosillas que accionaban la palanca.

La Quikie Salsa M me ha dado una autonomía y una agilidad increíbles pero, hay que reconocer que requiere un mantenimiento exagerado.
Aquí está un resumen de las incidencias, ahora que le falta poco para cumplir dos años:

– El fuelle del Joystick se rasga con frecuencia.
– Cambiar todos los tornillos del soporte del Joystick.
– Cambiar tela del respaldo.
– Los reposa brazos se bajan cada dos días y hay que ajustarlos.
– Las ballestas de la suspensión se partieron casi a la vez.
– La sujeción de las plataformas de los pies se salían al mínimo toque frontal, por lo que hubo que fijarlos.
– Debajo del asiento, salió otro crujido.
– Las almohadillas de los reposabrazos se han tenido que cambiar las dos.
– También he cambiado varias palomillas, arandelas, etc.