Leyendo esta noticia, publicada en diversos medios, me siento testigo del progreso, del avance social que se está produciendo. La historia puede vivirse, no sólo es pasado remoto.

La evolución es significativa y esperanzadora. Sin embargo, a mi me ha tocado vivirla como un mero espectador. Un aficionado que se emociona con pasión, pero que no ha tenido la oportunidad de salir a pista.

Durante mis desplazamientos en solitario, me cruzo con colegas acompañados de sus asistentes y me sorprendo de que, a pesar de todo, siga tirando para adelante.

Me parece un gran acierto que la Asistencia Personal sea compatible con Etxegoki (pisos asistidos), son dos servicios que se complementan a la perfección. Como el yin y el yang.

Y es que a día de hoy, con las horas de asistencia que presta el S.A.V.I. no es viable una vida realmente autónoma, siendo esencial el apoyo familiar, en muchos casos, para atender el grueso del tiempo..

Por esto, lo que no entiendo, y le hubiera preguntado a la Señora Diputada, es cual es la razón por la cual no puede ser compatible este nuevo servicio con la prestación por cuidador familiar. Madres, Padres o demás parientes que tienen que seguir al pie del cañón, y que llevan toda la vida en ello, sin haber tenido posibilidad alguna de acceder al mercado laboral.

No es fácil reciclar una estructura consolidada a lo largo de los años, y menos querer que siga soportando mayor el peso sin respetar su mantenimiento.
Un coste mucho más reducido que el de un piso domótico  y asistido.

Lo encuentro inexplicable, salvo porque siempre tenemos que detenernos ante restricciones incoherentes que no nos permiten terminar de conseguir la igualdad de condiciones.

De todos modos, como buen pasajero, me estoy acostumbrando a los cambios de paisaje, por lo que me quedo con las últimas palabras de la Diputada de Acción Social, Pilar Ardanza, reconociendo que esto no es más que otro gran paso.

Parece que entiende que aún quedan mucho por hacer para que la pista se abra a más participantes.