Respiro espiritual

Más kilómetros en autocar, más momentos entre amigos, nuevas caras, menos asfalto, menos luces y menos cobertura.

Todo eso y más nos ha dado el pasado fin de semana En Ollo (Navarra). Allí hemos hallado un albergue de reciente inauguración, adaptado a la última, donde merece la pena pasar unos días de contraste con las urbes que acostumbramos a frecuentar.

Se llama Gure Sustriak, y también cuenta con una granja-escuela donde se entra en contacto con varios animalitos que, aunque personalmente me dé pena verles como si estuviesen en una residencia, da gusto acercarse a ellos.

Su cocina delikasera anima mucho la estancia en este pequeño valle, ideal para visitar con niños o en emocionantes compañías con las que explorar caminos, prados o montes.

Se divide en ocho concejos, separados por carreteras pedregosas, por las que hicimos una ruta muy divertida, que me despertaron mi gusto por la «conducción» sobre tierra, o grava mejor dicho. La sensación de avance sobre terreno abrupto es muy satisfactoria. Creía que era más de rallys de asfalto, pero hay que salir de él para opinar con objetividad, jeje! La Salsa M, con su tracción central, sigue siendo la que mejor tracciona del grupo sin perder el control ni en cuesta abajo, como les ocurre a las «todo atrás» (tracción y motor).

Además, después del último arreglo, mi Quikie va muy fina, hasta el momento.

En definitiva, un acceso a aires limpios, mediante este programa de feo nombre que, aunque me cueste acatar algunas de sus normas, sigue siendo mi única oportunidad esparcimiento periódico.