La conquista Cantábrica.

Un año más, he atravesado las arenas de Plentzia y he llegado a zambullirme en las orillas del Cantábrico, gracias al servicio de baño asistido de Bidaideak.

En esta «campaña», sin duda, he batido el record, bañándome casi todas las semanas (muchas de ellas, varios días).

Los baños no son interminables, como los de Menorca, pero me he hecho a las temperaturas de este rudo mar.

Recuerdo cuando esperaba hasta agosto para sumergirme en el Mediterráneo, pensando que lo de aquí no era para mi.

También recuerdo cuando miraba por encima de hombro a esas sillas anfibias. Pensaba que mis movimientos de lagartija no se adaptarían a ellas y, sin embargo, las he abordado. He conseguido gobernarlas, dando con mi posición personal adecuada, para comprender que son un buen medio de transporte arena-acuático.
Las maniobras de embarco y desembarco (sobre todo en el agua son más complicadas) las tenemos muy depuradas, contando con la experiencia y destreza de los profesionales que las ejecutan.

Un pena que esta semana termine su temporada. Más teniendo en cuenta que por aquí, en septiembre, es cuando resurge el sol.
Este es una de las debilidades de este programa. Debería durar toda la temporada de playa. Y, puestos a pedir, que exista en mas localidades de nuestro litoral o que -en plan utópico- haya turnos nocturnos.
Alguna que otra vez me hubiera beneficiado de ello en este verano, jeje, pero eso ya es fantasear con la igualdad.

P.D.: 23 días para circular por Europa.

2 comentarios sobre “La conquista Cantábrica.”

  1. Ay!!! Amigo!! Si tienes donde guardarla tal vez deberíamos hacernos con una silla anfibia entre unos cuantos y disfrutarla en cuanto salgan los rayos de sol…. o de luna, jajajajaj

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