Crónicas Adaptadas: Asturias again

Finalmente,  decidí apostar fuerte y triunfé.

Dudaba sobre si llevar la Salsa M en mi retorno a Asturias con Fekoor (aquí, la crónica de hace dos años) por la avería que comenté la pasada semana. Es como un motor de explosión al que  le falla la alimentación. Se cala y hay que volver a arrancar, sin abandonarte nunca del todo.

           

Ha sido algo incomodo porque se para en momentos inoportunos, pero ha merecido la pena. Acostumbrado a la automovilidad, me  resulta difícil volver al vuelo sin motor. Mi capacidad de participación, expresión y mi afición por enredar se verían abismalmente perjudicadas.

Como novedades, hemos visitado el Cabo Peñas y el Museo de la Minería y la Industria.

En el Faro del cabo se encuentra un pequeño museo sobre el lugar con un entretenido video en 3D que transporta el fondo marino de sus acantilados. Estos últimos, son lo que más impresiona, al verlos en vivo, «circulando» por la pasarela de madera que rodea el gran faro, a pocos metros del imponente desnivel.

En cuanto al museo minero, destacar su recreación de una galería que, si te pilla algo despistado, te puede dar el pego. : ))

En nuestro habitual cuartel general de Lamuño, Cudillero (Apartamentos rurales, La Regatina) practicamos un par de actividades de puntería en las que, como en varias otras, eché mucho en falta precisión y coordinación motriz para salir algo airoso. Aún así, un simple contacto te ayuda a intuir muchas experiencias
Con las pistolas de «bolines» pude pegar unos tiros a lo Pull Fiction pero con el arco no me atreví a soltar la flecha. El blanco lo tenia, pero al tirar de la cuerda el «proyectil» se me desviaba, por lo que preferí abortar la maniobra por miedo a provocar una batalla campal.

El resto, geniales momentos entre amigas y amigos con ganas de disfrutar de los cuatro días y tres noches que hemos compartido, únicamente interrumpidos por algún «toque de queda» para retirarse, algo repentino.

Todo ello con una alimentación delicasera, sin querer recordar los picnics que nos preparaban para las excursiones, que desgraciadamente bajan la media sensiblemente.

Otra costumbre que teníamos que clonar sin perdón era escaparnos la última noche al Pub La Habana, en Gijón.
Es amplio, accesible, musicota divertida y bueno, bueno, lo demás ya se ve.

Por cierto, como chupáis cámara. A ver si aprendéis de mi discreción, jeje!