BARCELONA AVENTURA

Tan sólo han pasado poco más de 24 horas desde el termino del último viaje de la Fekooadrilla que, como acostumbra, ha realizado en Septiembre.

Aún estoy con la resaca que me han provocado tantos momentazos y tantas compañías de alta calidad personal.

Esta vez, nos hemos movido hasta Barcelona con un intenso plannig, que solo nos lo ha limitado una curva «raquítica» para el paso de nuestro autocar, llegando al albergue, que nos ha obligado a reducir las salidas para minimizar riesgos.

Pero eso es otra historia. Ahora, me quiero centrar en un objetivo pendiente desde hace mucho tiempo.

Recuerdo que yo tendría unos 16 años cuando se abrió Port Aventura y su apetitoso Dragon Khan. El pasado año se sumaba el Shambhala, la montaña más alta de Europa, así que el banquete se presenta irresistible.

Gracias a la destreza de nuestro piloto -que, como veréis en el video, aguanta la velocidad tanto como yo-, salimos del parque natural donde estábamos «refugiados», compartiendo la naturaleza con fauna y flora.

El famoso Dragon me ha parecido muy fuerte. Más que el Superman de la Warnner. Me preocupó al final, la sensación de leve mareo que sientes al frenar de golpe semejante meneo. Un ligero aturdimiento que todo frikie de estas lides ha de superar «con dos mejillones».

El Furius Baco también impone un respeto muy serio por su aceleración, velocidad, intensidad y tirabuzones en tan poco tiempo. Es el primero, y después de él se te quita toda la ansiedad que llevas al entrar en el parque, para afrontar el resto de las «aventuras» mucho más relajado.

Así que el plato fuerte, el que mejor se saborea es el Shambhala, con caídas mas que en picado de hasta 72 metros de altura, curvas trepidantes y subidas instantáneas. Con este, tenía mis dudas porque creía que era necesario esperar a que se bajase la sujeción única que existe, de cintura. Pero no! Se puede bajar de la misma, en cuanto te sientas. Así quedo «trincado» en el asiento, sin opción a escapar. En cuanto lo corrobore, pensé: Que me echen lo que quieran!

El hecho de estar libre de cintura para arriba es una gozada. Como en las de madera pero todo con más suavidad y rapidez. Los brazos, si no te sujetas, quieren salir volando cuando tu cuerpo abandona las alturas.

Como siempre, en estos terrenos, la accesibilidad y la facilidades son irreprochables. Privilegios para los que, curiosamente, se está empezando a pedir certificados de discapacidad. Por algo será, pero hay ocasiones en que resulta ridículo.