Ganar la vida

Hasta ayer por la tarde, no podía ni imaginarme que llevaba viviendo, desde hace unas cuantas horas, más sensaciones que Álvaro Bultó. Algo impensable. Y todo porque, desgraciadamente, en una de sus intrépidas y envidiables aventuras, cuentan que ha perdido la vida, practicando Wingfly en los Alpes Suizos.

Desde jovencito, venía siguiendo todas sus «movidas» en su programa de TV Ushuaia, donde se le veía bucear, esquiar, pilotar, volar, saltar en paracaídas, etc. Vamos, que me encantaba ver como le sacaba chispas a la vida mientras que, al mismo tiempo, se la ganaba. Para mi, casi un ídolo. Tanto que cuando hablo de mis humildes andanzas, bromeo con que me llamen el «Parabultó».

Alguna vez he buscado su correo, por internet, u otra forma de contactar con él para proponerle mezclar el deporte aventurero con la discapacidad, pero no fui capaz.
Ahora ya no será posible. El vivía muy deprisa y concentró una vida intensísima en 51 años muy bien aprovechados. Vivencias que otros muchos, no, la inmensa mayoría no experimentaríamos ni aunque durásemos 300.

Pienso que la vida está para explotarla, con sentido común pero sacándole jugo. Hay gente que la conserva con miedo, metiéndola en un cajón, con la única ilusión de alargarla al máximo. A otras personas se les obliga a tener contentarse con levantarse de la cama e ir al aseo sin salir de la institución donde no han tenido más remedio que ingresar

Yo, si tuviese la oportunidad de arriesgarla para hacerla más interesante, no lo dudaría. Al fin y al cabo, nunca se sabe donde nos espera la guadaña.
Hoy mismo, me han dicho en el taller que he corrido un serio riesgo de explosión por una fuga en el depósito de gasolina. Así que por mucho que se lleve una vida formal y monjil no hay garantía de nada.

Como decía el aquí homenajeado, con palabras de Gregorio Marañón: ‘Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar
y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir'».

Me adhiero fielmente a esta filosofía. Álvaro ha ganado una gran vida, a pesar de que se le haya interrumpido eternamente.