MASCARÓN DE TABLÓN

Esta vez no hemos recurrido a ningún profesional, ni a ningún artefacto faraónico. Simplemente, nos hemos aprovechado de la ola Siberiana que nos visita estos días. Y la verdad es que me ha sorprendido el beneficio que se le puede sacar. Cuando tanta gente se aficiona a la nieve, ya sabía yo que algo tenía que tener; y ya lo creo que lo tiene.
Con la ayuda de un típico corcho de coger olas, de la correa del perro y de la inestimable de mis acompañantes; me hecho unas bajaditas por una pendiente moderada a excepción de ciertos tramos de escaleras que han dado el puntito de emoción imprevista.
Las primeras las hemos hecho sentados, yo delante entre las piernas del que se coloca detrás, quien sujeta la correa que aguanta mis piernas para que no se me salgan por delante de la tabla.
La posición era casi tumbada, por lo que poca información teníamos de hacia donde nos dirigíamos. Eso si, la sensación de velocidad no tarda en percibirse. Más aún cuando sientes un descenso repentino, curioso, pero nada brusco, como si no quisiera darse importancia.
Luego, cuando paras y te das media vuelta para ver que bache ha sido ese, casi te tienen que cerrar la boca al comprobar el bloque de cuatro o cinco peldaños del te acabas de burlar descaradamente.
Después de un descanso, llegamos a la conclusión de que había que probar con otra postura -una decisión sabia en la vida-. En esta ocasión, decidí ponerme boca abajo mirando al frente, consiguiendo de esta forma una visión completa y fidedigna, como un auténtico mascarón de barco pirata.
El resultado ha sido todavía mejor. Bua! Que sensación de desplazamiento libre, natural con apariencia inofensiva. Jamás imaginé desafiar a tantas escaleras con tanta soberbia y despreocupación. Es como si la responsabilidad viniera con retraso y, para cuando te alcanza, ya has llegado abajo.
Una práctica que engancha, que hace que te tengas que morder la lengua para no pedir más y más. Instantes generadores de cantidades industriales de adrenalina que te provocan expresiones variopintas emanadas de la pura improvisación.
El frío es de lo más hay que defenderse con seriedad, de lo demás el sentido común te protege. Cuando te quedas parado, no puedes prescindir de un buen equipo de abrigo y calzado. Yo he ido con botines de calle y no volveré a hacerlo.
Después de todo, se vuelve al mundo racional. Momento de asimilar los novedosos datos vitales que se han adquirido y adaptarse de nuevo al día a día.
Sin duda, uno de los mejores capítulos que hemos grabado Paola, Roberto, mi tocayo Diego y yo.

Un comentario sobre “MASCARÓN DE TABLÓN”

  1. Ciertamente es un flipe bajar en la tabla: yo estuve el sábado con mis hijos y casi nos pegamos con ellos para coger la tabla y bajar!!! Me gustó leerte y conocer tu Blog.
    saludetes

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